Proceso de fabricación de un botijo

Si hiciéramos esta pregunta a nuestros ancestros quizás nos sorprendería que la respuesta fuera prácticamente la misma que la que nos daría cualquier alfarero de la actualidad. Es cierto que la industrialización y la tecnología ha facilitado algunas labores como la de obtener y preparar el barro. Aun así, nuestros botijos siguen siendo fabricados por manos de maestros que acumulan décadas de oficio. ¿Podrían hacerlo las máquinas? Es posible, pero hasta ahora, y ojalá siga siendo así, no lo han hecho.

Y es que el encanto de estas creaciones no radica en la perfección ni en la producción en masa, pues al modelo económico actual lo que le interesa es fabricar productos cuya vida útil sea la menor posible, y como a la cerámica no se le puede instalar un software que lo deje sin funcionar el chollo se les acaba. De ahí que se diga que “los botijos no son perfectos, son únicos”, pues no existen dos botijos exactamente iguales. Y lo mismo sucede con cualquier otra obra de índole artesanal. Pero, ¿cuál es el proceso de fabricación de un botijo?

 

Lo podemos resumir en 6 fases:

 

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1. Preparación del barro

Antiguamente esta fase requería un proceso muy laborioso que abarcaba la búsqueda, recogida, transporte, tamizado y secado del barro. En la actualidad todo este proceso es realizado industrialmente.

2. Amasado

Permite eliminar el aire que la arcilla pueda contener, dejando la pella lista para trabajarla.

3. Torneado

Se comienza dando forma al cuerpo del botijo dejándolo airear una vez torneado. El resto de piezas (boca, asa y pitorro) se realizan a parte y también se dejan airear para que el barro tenga suficiente consistencia.

4. Pegado de piezas

Se procede a unir la boca, asa y pitón al cuerpo del botijo, repasando el conjunto para lograr un acabado fino.

5. Secado

Una vez terminada la pieza se deja secar el tiempo suficiente para que la pieza no se fracture en la fase de cocción debido a las altas temperaturas del horno.

6. Cocción

La última fase de fabricación es cocerlo en un horno por debajo de los 1000 grados de temperatura, para evitar que los microporos de la arcilla se sellen. Esto es fundamental para que el botijo pueda realizar su función térmica de enfriamiento del agua. Solo si el uso final del botijo es como decoración se procedería a una segunda cocción tras la fase de esmaltado.

 

¿Qué te parece? Hay un largo proceso hasta tener listo nuestro botijo…

Si tienes la oportunidad de visitar algún día a alguno de estos alfareros que todavía tenemos repartidos por el país, te animamos a hacerlo. Disfrutarás de una bonita experiencia y contribuirás a dar el valor que merecen estos artistas del barro.